Concepción fugaz de cambio
El cambio, en su definición natural, no es más que la transición de un estado a otro junto con lo que con ello devenga. Ciertamente, prefiero concebirle como termino menor de muerte, el más minímo acontecimiento denominado cambio, y el más profundo o radical denominado muerte; dos caras de la misma moneda: dejar algo detrás en el olvido, o recuerdo.
Cada revestimiento del mundo viene precedido por la muerte, es a grandes rasgos el rastrojo del cambio; cuasi como mueren las células para dar pie a renovada piel.
El deseo, se percibe eclipsado tacita o sosegadamente posterior a su concreción, a su llegada satisfacción. Es por ello que un buscado cambio, no se produce al cambiar, pues cambiando se satisface un subyacente deseo de cambio: eclipsando lo anhelado. Tenemos, de esta manera, peticiones de cambio que tomando de mano al deseo devienen, y así el ideal de que cumplido el cometido tendremos como resultado lo apetecido. Evidentemente no funciona de esa manera. El deseo junto con el cambio, se hastían con lo más minímo. No hace falta producir el cambio ni obtener aquello que del todo se desea: suficiente es con un ápice.
Para palpar un apetecido cambio se requiere voluntad en función de lo complejo que la ejecución de acciones para la producción de cambio se requiera, es decir, existe cierta predisposición en el individuo o existencia en general a dejar lo hecho en su estado actual, tal que sucedida una situación habrá de obsequiarse una fuerza de voluntad superior a la requerida por el cambio en un primer instante, o la requerida por tal susodicha predisposición.
Ahora bien, por tal, ha de jugarse a una pulcra suerte de presentarse la situación ideal o próxima a lo ideal, para que de tal manera no tengase la voluntad que ejercer o realizar una exhaustiva fuerza por ella requerida para sufragar la adversidad del acontecimiento ante sus manos.
Ante situaciones ha de buscarse un próximo menor gasto voluntarioso, por ello el ambiente en el que se pueda desenvolver un individuo en su existencia es piedra angular de lo que posteriormente pueda él definirse | limitada voluntariedad, y situaciones que requieren o exigen más de lo que pueda de ella padecerse para surtir o desenvolver cambio deseado alguno.
Un vago ejemplo que viendo la botella se me ocurre es: organizar algo no tan desordenado requiere menos voluntad que algo enteramente carente de orden.